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Cuando tu madre te decía que bajaras el volumen de los auriculares era por algo. No lo decía por capricho: escuchar música a toda castaña es perjudicial para los oídos. Está demostrado que a la larga provoca pérdida de audición, de la misma manera que asistir a un concierto de gran amplificación o estar expuesto diariamente a ruido. Todo suma.

Es de cajón: el uso intensivo de auriculares afecta a los oídos. Un estudio realizado por el departamento de salud de Nueva York reveló un dato muy significativo sobre los jóvenes americanos: el 23% de los encuestados que habían usado de forma habitual auriculares también sufrían problemas de audición.

El dato deja al descubierto una seria problemática. Tanto Smartphones, como reproductores MP3, como otros aparatos electrónicos, son dispositivos que producen sonidos muy altos y que pueden dañar seriamente los oídos. Por eso, y aunque no nos lo parezca, es muy importante no excederse en los volúmenes.