El precio de una vida dedicada al rock. La fama, la pasión, los hits, el éxtasis; todos juegan su papel. Incluso los decibelios, aunque éstos nunca lo hacen a favor del artista: estar expuesto durante años a los volúmenes de estadio y a la algarabía del fenómeno fan afecta a los oídos. De nuevo, la historia se repite en un músico llamado Martin Kemp cuyos oídos tampoco han salido indemnes de años de amplificadores.
El bajista de Spandau Ballet, conocido grupo que despuntó en los ochenta, sufre a día de hoy pérdida de audición y tinnitus. Por supuesto, no es fruto de la casualidad: el inglés, quien ya ha cumplido 55 años, reconoce que “no es sorprendente mi situación teniendo en cuenta que he trabajo en la industria de la música desde que tenía 17 años”. A día de hoy, Kemp asegura “sentir un silbido en los oídos a todas horas”. “Durante el día no lo noto, pero tan pronto como estoy en silencio, o en la cama, lo puedo escuchar. A veces me vuelvo loco”, reveló el músico en el periódico de Daily Mail.
No es el primero ni será el último artista cuya carrera musical le haya costado el sentido de la audición. Sin ir más lejos, su hermano Gary Kemp, otro miembro del grupo, sigue el mismo camino. Visto lo visto, la gran mayoría de las estrellas de rock parecen tener un mismo destino en común: la pérdida de audición.