¿Cuánto sufren nuestros oídos cuando asistimos a un concierto de sala? Está comprobado que mucho. Aunque sea a menor escala y en otro ambiente, podemos hacernos la misma pregunta cuando decidimos calzarnos las deportivas para ir a una clase de “spinning”. ¿Hasta qué punto estamos sometidos a dañar nuestra audición? Es cierto que en lo último que pensamos cuando quemamos calorías en un gimnasio es en nuestros oídos. Sin embargo, vale la pena poner la oreja a los datos que un estudio norteamericano ha realizado en algunos gimnasios del país. La exposición a un nivel alto y constante de música también supone un peligro para nuestros oídos
Dicho estudio, basado en medir los niveles de ruido de cuatro gimnasios estadounidenses, corroboró una situación que ya se determinó con anterioridad: tanto asistentes como instructores de un gimnasio están expuestos a dañar su audición. La causa principal la encontramos en el nivel constante de música que, en esos casos, alcanzaba los 115 dB, una cifra superior a los niveles de seguridad de la industria de los centros deportivos y la recomendada por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional.
Así pues, el mensaje es claro: para los asiduos de clases de “spinning” e instructores de las mismas, cuidar bien su audición debe ser otra prioridad.
Como en todo, aquellos quienes están expuestos al ruido de forma prolongada, son los que tienen más números de sufrir algún daño. Así lo asegura la Dra. Leslie Stengert, profesora de salud de la Universidad de Indiana, quien explica que “si nos exponemos a un nivel de 99 dB o superior durante más de una hora de forma habitual, existe un riesgo enorme de que se produzca una pérdida de audición”. Así pues, el mensaje es claro: para los asiduos de clases de “spinning” e instructores de las mismas, cuidar bien su audición debe ser otra prioridad.