Dentro de esta perspectiva multidisciplinar, la Unidad Médica de Halitosis pone al servicio de sus pacientes la tecnología más puntera para el diagnóstico de la causa del problema, como el biosniffing o “nariz electrónica” y la cromatografía de gases, un método de análisis que permite la separación de gases de una muestra de aire por adsorción selectiva.
Estos aparatos de origen molecular permiten identificar cualquier gas presente en el aliento humano —actualmente se han descubierto más de 3000—, de cara a poder elegir el tratamiento adecuado dirigido al origen del mal olor.