También conocida como la fiebre del heno, la rinitis alérgica es uno de los padecimientos crónicos más extendidos en la actualidad: entre el 10% y el 30% de la población de los países occidentales se ve afectada por este tipo de inflamación de la mucosa nasal, siendo más habitual en personas con edades comprendidas entre los veinte y los cuarenta años.
Como síntomas más característicos, este trastorno provoca picor, estornudos, obstrucción, mocos o falta de olfato, entre otros. Las personas que lo sufren presentan ojos irritados, llorosos, inflamados, mucosidad y congestión. En los últimos años, investigaciones científicas indican las alergias como un factor que predispone la rinosinusitis crónica. En el año 2014, científicos iraníes comprobaron que el 64% de sus pacientes con rinosinusitis presentaban una serie de manifestaciones características, siendo la halitosis el quinto síntoma más común (41%) solo por detrás de la secreción nasal (95%), bloqueo nasal (94%), trastornos del olfato (63%) y tos (45%).
«La rinitis alérgica puede predisponer a la halitosis por la acción de diversas especies bacterianas en los casos en los que hay mucosidad estancada, resultando en putrefacción»
Una investigación realizada por un equipo de otorrinolaringólogos en Turquía contó con la participación de 83 personas, de las que 53 padecían rinitis alérgica, cuyo aliento fue analizado a través de un cromatógrafo de gases con el objetivo de medir los niveles de compuestos volátiles de azufre, causantes de mal aliento. Los resultados revelaron que los pacientes con rinitis alérgica emitían los compuestos en una cantidad significativamente superior, confirmando que la relación entre abas patologías.
«Actualmente, la rinosinusitis es la sexta causa más frecuente entre las más de 80 que provocan halitosis en los pacientes que acuden a los centros asociados al Instituto del Aliento en España», afirma el doctor Jonas Nunes, director del Instituto del Aliento y responsable de la Unidad del Aliento del Centro Médico Teknon (Barcelona), quien añade que «la rinitis alérgica puede predisponer a la halitosis por la acción de diversas especies bacterianas en los casos en los que hay mucosidad estancada, resultando en putrefacción».
En la misma línea, el doctor Jordi Coromina, director del Departamento de Otorrinolaringología y codirector de la Unidad del Aliento en Teknon, agrega que «existen ciertas bacterias que usan la mucosidad nasal como sustrato proteico, liberando mal olor, sobre todo en ambiente de anaerobiosis, creándose un escenario aún más favorable para estas bacterias». «Con frecuencia, la rinitis alérgica provoca obstrucción nasal, lo que hace que la persona que padece este problema respire más por la boca, resecándola y facilitando la liberación de compuestos inmiscuidos en la saliva que se vuelven volátiles, confiriendo mal olor», finaliza.
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